Este negocio familiar ha pasado de generación en generación desde 1727 como tahona, después panadería, para luego ser panadería y confitería elaborando en sus comienzos barquitos y magdalenas y finalmente dedicarse exclusivamente a la elaboración de productos de confitería pero rigiéndose por las fórmulas antañas de sus comienzos y convirtiéndose en la primera confitería de El Viso del Alcor en 1964.