Historia del Menudo

El hombre ha comido vísceras desde la prehistoria, y para muchas civilizaciones, comerlas eran, en sentido religioso, apoderarse del alma del animal cazado para que su fuerza se trasladara a la del cazador. Las comió Homero en el banquete en honor de Aquiles según cuenta “La Iliada”; también los romanos, los visigodos y los árabes, pero no fue hasta el Siglo XIII donde de alguna forma las vísceras empezaron a comercializarse en los mercados de ganado. El señor feudal las despreciaba y para evitar el hedor de la descomposición, los despojos de las piezas cazadas, tripas, intestinos, extremidades y otras zonas de la res, eran repartidas entre los esclavos y sirvientes de la fortaleza o castillo.

Desde ese origen popular

Se ha ido desarrollando todo un recetario tradicional que se fundamentaba principalmente en aromatizar con hierbas y especias esos despojos para hacerlo más digeribles. Así, mientras el señor feudal y su corte asaban y guisaban las partes magras de sus piezas de caza, los criados y el personal de servicio guisaban sus despojos: callos, riñones, hígados, lenguas, mollejas, zarajos, asaduras, castañuelas, gallinejas, orejas y demás piezas.

 

El Menudo propiamente dicho, el que se consume hoy en la Sevilla del siglo XXI, son exclusivamente trozos (o callos, como se les dice en otras zonas del país) procedentes de los cuatro estómagos de la res: la panza, el retículo o bonete (que tiene la apariencia externa de una colmena de abejas), la redecilla o librillo (con láminas parecidas a las hojas de un libro) y el cuajar (con superficie totalmente lisa).

Libro del Arte de Cozina

La primera mención en un recetario castellano del Menudo, como trozos de estómago guisado, es de finales del siglo XVI, en el “Libro del Arte de Cozina”, del cocinero de la Casa de los Austrias, Diego Granado (1599). Aunque ya antes, en 1423, Enrique de Villena (Torralva, 1384 – Madrid 1434) en el “Arte Cisoria”, tratado gastronómico de carácter alegóricoy didáctico escrito en su ciudad natal se alude a ellos despectivamente cuando dice: “Algunos comen la lengua e figado e tripas e liuianos, e non son, en sabor ni sanidad, tales que se deuan dar entre gente de bien e delicada”. El diccionario de Sebastián de Covarrubias, (Toledo 1539 – 1613) lexicógrafo y capellán del Rey Felipe II, a finales del XVII, llama menudo al “vientre del carnero con manos y cabezas”, lo que sugiere que, por la época, ya se guisaban los estómagos con otras carnes y vísceras.

Sobre el origen de llamar menudo a un guiso de tanta exuberancia, vigorosidad y suculencia, hay varias teorías. La que parece más verosímil es la que propone que el nombre viene de la organización antigua de los mataderos que, al limpiar las canales de las reses, llamaba “menudencias” a lo que no eran las llamadas carnes nobles. Aún hoy, en Latinoamérica, donde se han conservado muchas palabras hoy en desuso en España, se siguen vendiendo como “menudencias de matadero” las vísceras y despojos. Una derivación de lo mismo, los menudillos, aquí ha quedado para referirse casi exclusivamente a los órganos internos de las aves, siendo el más famosos de todos, el menudillo de pollo, una tapa en desuso hoy en Sevilla, pero que antaño fue cocinada y con mucho éxito entre los parroquianos en tascas y tabernas.

Teoría de Adolfo Muñoz Pérez

Otra teoría, que tomó de Adolfo Muñoz Pérez, Cronista Oficial de San Roque, (Cádiz), más pintoresca y no demostrada, atribuía el origen del menudo a los navegantes que partían hacía las Américas desde cualquier puerto andaluz porque se salaba la carne de las reses, sacando todos los despojos que se guisaban con garbanzos. Para la marinería de entonces, gente menuda como se les solía llamar en contraposición al cuerpo de oficiales, ese plato era barato y cumplía también el aporte vitamínico suficiente para tener en forma a los marineros.

Como acompañante muy habitual del menudo, especialmente en Andalucía y Galicia, aparecen los garbanzos, aunque también suele acompañarse de judías en Cataluña, de morcilla de arroz en Burgos o de tomate en Navarra.

Es preciso señalar que si bien los menudos más frecuentes son de ternera o cerdo, también se hacen, aún hoy, de otros animales: de cordero, de cabrito, o de borrego.

El menudo en el Viso del Alcor es más frecuente encontrarnos con el de ternera o cerdo.

Terminamos esta breve reseña histórica del Menudo, un guiso que es capaz de enamorar a los más exigentes paladares y que en el Viso del Alcor todavía se sigue cocinando a la antigua usanza.

En el apartado de “Dónde comer y Salir” encontrarás un listado de bares en donde poder degustar el menudo en nuestro municipio.

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